Una Historia Familiar y Tradicional
Hay lugares que no solo se visitan, sino que se sienten. Sitios donde la historia te abraza, el aire te susurra secretos antiguos y cada rincón está impregnado de memorias. Para mí, esos lugares son los Valles de Cinti, la majestuosa ciudad de Sucre, y la mágica región de Tarija. Esta Ruta del Vino y Singani no es solo un tour, es un viaje a mis raíces, una invitación a descubrir la esencia de Bolivia, donde el vino y las historias se entrelazan.
Desde siempre, he sentido una conexión profunda con Sucre, «mi Sucre». No es solo la ciudad donde nací, es un lugar donde el pasado sigue vivo, donde cada calle empedrada cuenta relatos de lucha, sueños y promesas. Sucre es una ciudad con un aire señorial y estudiantil, donde se respira el espíritu revolucionario que una vez cambió la historia de Bolivia donde la Universidad jugó un papel importante. Cada esquina, cada plaza está llena de cultura y esa energía juvenil que parece inmortal. Aquí nacieron mis padres, mis abuelos, mis bisabuelos, quienes llegaron desde España que al poner pie en estas tierras, quedaron enamorados de su belleza y su gente.
Desde niña, junto a mis hermanas, escuchaba las historias que mi madre nos contaba. Relatos sobre nuestros antepasados, cómo llegaron a Bolivia buscando una nueva vida, encontrando en estas tierras una esperanza, un hogar, y algo más. Es imposible no cerrar los ojos e imaginar a mis abuelos caminando por las calles de Sucre, admirando su arquitectura colonial, sintiendo el mismo orgullo que hoy yo siento por este rincón de mi corazón.
Este tour comienza en Sucre, porque aquí comienzan todas mis historias. Es un punto de partida no solo físico, sino emocional. Sucre guarda la memoria de mis ancestros, de su viaje y su legado. Desde aquí, partimos hacia Tarija y los hermosos Valles de Cinti, donde el vino y el singani han sido el alma de la región por generaciones.
Uno de los recuerdos más vivos que mi madre compartía era la vida en Camargo. Nos contaba sobre las casonas antiguas, sobre la vendimia y la pisa de uvas. ¿Te imaginas? Toda la comunidad descalza, pisando uvas al ritmo de la música y el bullicio, con risas y canciones que llenaban el aire. Era mucho más que una fiesta; era un ritual que unía generaciones, un momento donde la tierra, el vino y las personas se fundían en una celebración de vida. Durante la vendimia, no solo se celebraba la cosecha, sino también los lazos que unen a las familias y a las comunidades. Y esa magia sigue viva hoy.
Pero mi conexión con Bolivia no termina en Camargo. De niña, también pasábamos vacaciones en Tarija, una región de paisajes que parecen sacados de un sueño, sus cuentos su picardia y sus deliciosos cangrejitos de rio. Las campiñas tarijeñas, con sus colinas suaves, viñedos interminables y cielos azules, son el escenario perfecto para disfrutar de la vida. Mi familia y yo solíamos perdernos en los campos, paseando entre las vides, respirando el aire puro de los valles, y simplemente disfrutando del momento. Tarija siempre será ese refugio donde los días parecen alargarse, y la naturaleza invita a detener el tiempo.
Hoy, quiero compartir contigo toda esta riqueza, no solo para que pruebes los exquisitos vinos y singanis de estas tierras, sino para que vivas la conexión que yo siento con cada rincón. Este no es un tour más. Es una experiencia diseñada para rendir homenaje a los pequeños productores locales, a quienes he visto trabajar con amor y dedicación, y a quienes quiero apoyar para que su esfuerzo y su pasión lleguen a más personas. De la misma manera en que mis abuelos encontraron un hogar y nuevas oportunidades en esta tierra, quiero que sus productos crucen fronteras y toquen corazones.
Este viaje no es solo sobre paisajes y sabores. Es una invitación a descubrir el alma de Bolivia, un lugar donde la historia, la cultura y la tradición se encuentran en cada copa de vino. Únete a esta ruta del vino y singani y comparte conmigo la pasión por los Valles de Cinti, Sucre, Tarija, y las historias que conectan a generaciones, entrelazando el pasado con el presente, un sorbo a la vez.
De Sucre a Tarija, un Viaje por los Viñedos Únicos de Bolivia
Bolivia no es solo un país de paisajes diferentes, sino también de sabores únicos y experiencias inolvidables. Una de las rutas más fascinantes que combina historia, cultura y gastronomía es la Ruta del Vino, que parte desde Sucre, la ciudad blanca, hacia las tierras fértiles de Tarija, pasando por los viñedos encantadores de Camargo, y deteniéndose en la campiña de Tierra Baja y San Pedro.
📍 Sucre: El Punto de Partida de la Aventura Vinícola
El recorrido inicia en Sucre, la ciudad capital de Bolivia. Desde aquí, emprendes una travesía hacia el sur, donde el paisaje cambia drásticamente, pasando de montañas a fértiles valles. Además de su patrimonio cultural, Sucre es la puerta de entrada a la región vinícola de los Cintis.
🍷 Camargo: Viñedos Únicos en Sudamérica
El corazón de esta ruta es Camargo, una región vinícola que alberga variedades de uvas exclusivas en Sudamérica como la Albilla, la Borgoña y la Vischoqueña. Estas uvas no solo son raras, sino que su cultivo ha sido preservado a lo largo de generaciones, adaptándose al clima seco y a la altitud de la zona.
- Albilla: Su sabor afrutado y delicado es perfecto para vinos blancos frescos y aromáticos.
- Borgoña y Vischoqueña: Son las protagonistas en la creación de vinos tintos robustos y llenos de carácter.
La combinación de estas variedades produce vinos únicos, que solo puedes degustar en esta región del continente.
Estas uvas, adaptadas al clima seco y a la altura de la región, son la base de vinos y singanis de denominación de origen, apreciados por su calidad y sabor únicos.
El singani, elaborado a partir de la uva Moscatel de Alejandría, tiene en Camargo uno de sus principales centros de producción, con un sabor y carácter distintivos que lo convierten en un destilado de renombre internacional.
🏞️ Campiña de Tierra Baja y San Pedro: Tradición y Legado Vinícola
Pero el verdadero tesoro del recorrido es San Pedro, una de las campiñas más grandes y antiguas de Sudamérica, fundada en 1540. Este paraíso vinícola no solo es reconocido por su tamaño, sino por su papel fundamental en la producción de singani y vinos de calidad.
San Pedro ha ganado prestigio como una de las principales productoras de singani con denominación de origen, una bebida espirituosa única en Bolivia, que ha sido aclamada tanto a nivel local como internacional. Además, sus viñedos producen algunas de las uvas más finas del país, que dan lugar a vinos tintos y blancos de renombre.
Aquí, la tradición vinícola ha sido transmitida de generación en generación, y cada botella refleja el esfuerzo y la dedicación de los viticultores locales. San Pedro no es solo una parada en la ruta, es el alma de la producción vinícola boliviana, donde el singani y el vino alcanzan su máxima expresión.
🍇 Tarija: El destino final de la Ruta del Vino y el Singani
El viaje culmina en Tarija, la joya vinícola de Bolivia. Situada a más de 1.800 metros sobre el nivel del mar, su clima la convierte en el lugar ideal para la producción de vinos de altura de clase mundial. En Tarija, visitarás bodegas prestigiosas del país, donde degustarás vinos elaborados con las uvas más finas de la región.
✨ Una Experiencia Inolvidable en la Ruta del Vino y el Singani
La Ruta del Vino y el singani en Camargo no es solo un recorrido. Es una oportunidad para explorar vinos exclusivos que no encontrarás en ningún otro lugar de Sudamérica. Las uvas Albilla, Borgoña y Vischoqueña son joyas enológicas que reflejan la diversidad de Bolivia. Desde las catas en Camargo hasta las bodegas en Tarija, cada parada en esta ruta ofrece una experiencia que combina historia, cultura y sabores únicos del vino boliviano.